Mi Semana Santa: el comienzo de todo

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Foto de Alfonso Macías

Yo nací en Sevilla y aquí he vivido siempre; sin embargo, al pensar en mi niñez y en mis primeros años de juventud la imagen de Valverde, mi pueblo, viene con fuerza a mi cabeza, pues allí disfruté con mi familia -y lo sigo haciendo-  y forjé mis primeras amistades de verdad, de esas que no han dejado de estar a mi lado nunca.

Toda mi familia, materna y paterna, es valverdeña y yo misma me siento en parte de allí. Pasé miles de horas, días enteros, en algunos de sus doblaos y cortinares imaginando ser cualquier cosa; jugué por sus calles y plazas; paseé por sus campos, aunque en mi caso ha sido con los años cuando he ido descubriendo Los Pinos, ya que durante mi infancia siempre íbamos a Candón; disfruté sus fiestas y, desde siempre, fui empapándome de sus costumbres, con la ayuda de los mayores, que son los que nos enseñan estas cosas, aun sin pretenderlo.

Quizás por estas razones, cuando alguien me preguntaba de dónde era, si estaba en Valverde decía que de Sevilla y si estaba en Sevilla decía que de Valverde.

Como mi gusto por las fiestas no es nada revelador a estas alturas, no os extrañará que siempre haya intentado disfrutar al máximo cuantas he podido vivir: la feria, el día de la Virgen del Reposo, las navidades, los carnavales -aunque no sea yo muy carnavalera que digamos- y, por encima de lo demás, la Semana Santa.

No podría decir cuál es mi primer recuerdo cofrade porque mi relación con esta fiesta se remonta tanto en el tiempo que los recuerdos no son nítidos.

Como no podía ser de otra forma, los días laborables de la Semana Santa los pasábamos en Sevilla y los vivíamos intensamente y el resto de la semana nos trasladábamos a Valverde.

En Valverde hay dos hermandades y en mi familia fueron a confluir ambas, pues mi familia materna es de una – los blancos– y mi familia paterna de la otra –los negros-. Al principio y durante no pocos años, para evitar cualquier tipo de confrontación, fui nazarena de las dos, aunque cuando fui creciendo los lazos hacia una de ellas se hicieron más fuertes. El rito se renovaba cada año: típicos comentarios entre mis familiares para picar los unos a los otros -cosa que yo adoraba-, túnica blanca por aquí, túnica negra por allí, papeletas de sitio en su lugar y unas ganas enormes de participar de todo.

Continuará…

Acerca de rocioromerope

Abogada de profesión, polemista por vocación y bética de corazón. Aúno y desmiento tópicos sevillanos.
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10 respuestas a Mi Semana Santa: el comienzo de todo

  1. Luz de Gas dijo:

    Entonces eres Valverdeñosevillana y ya está.

    Que bien escribes

    Besos

  2. Antonio dijo:

    Que bien ya sabemos el principio del principio y hemos aprendido cosas de Valverde. Espero con ganas la segunda parte …

    Un placer haberte conocido personalmente. Me alegro mucho de que ocurriera bajo el influjo del Cristo de la Salud de San Bernardo…

    Besos
    Antonio

  3. Afortunadamente, gracias a esta nueva forma de comunicarnos, podemos discutir las opiniones, hasta el punto de llegar al entendimiento de las partes. Así lo creo yo. De verdad, es una pena, que después de 500 entradas, hayas considerado que insulto a la inteligencia de la gente. La palabra escrita no tiene matices, quizás sea por eso.

    Me alegro de que nos hayas acompañado tanto tiempo y recuerda que «lo peor de las ideas es que sólo exista una» . Un saludo
    Fernando

  4. anaasuero dijo:

    Se me acaba de caer un mito… Aunque fuese en la niñez ¿tu hermana de los blancos? Jajaja

  5. Antonio dijo:

    Rocío, tienes todo mi apoyo en la decisión tomada.
    A mi la forma en que fue escrito el texto no me parece que sea una exposición de los hechos para que los demás opinen. Los autores (o el autor) podría haber escrito un mensaje interviniendo ya como opinador. La clave que busco en el periodismo es que distingan claramente estas dos cosas.

    De hecho, hace tiempo que no participo, y como aquí todas las decisiones son tomadas en libertad, gócemoslas.

    Son varias las razones que hacía que me mantuviera fuera, ahora ya se que no volveré en un tiempo.

    Les deseo lo mejor porque la iniciativa primitiva fue muy buena y son gente joven y de Sevilla.

    Un abrazo.

    Antonio

  6. America dijo:

    Rocío,es un placer de alguna manera compartir con otros lectores tus vivencias en torno a tan entrañables recuerdos que seguro están también en el presente,bello comienzo del que no me pienso perder nada,espero impaciente el próximo post,

  7. marga dijo:

    OHH!!!Me has emocionado con tu entrada,es entrañable todo lo que relatas.Y sobretodo me encanta formar parte de tu historia.

    Espero pronto la segunda parte.

    besos negrilla,jeje

  8. La gata Roma dijo:

    Vaaale, ya tenemos el principio, la base… ¿por qué te quedarías en Sevilla el año X? Mmmmmmmm, mar de dudas se abre ante mi, woooo
    Kisses

  9. dama dijo:

    Pensé que ibas a decir «los blancos» y «los verdes» vaya dilema…
    Continuá, por favor.

  10. Zapat dijo:

    Pues eso Juan, sevillanavalverdeña, tu lo has dicho.

    Ya os iré enseñando cosas de Valverde, sobre todo si nos vemos con cierta frecuencia; algo que me encantaría, dicho sea de paso. A mi también me encantó conocerte allí. Bonito lugar para ponernos cara y voz.

    Ana ¿no sabías que yo salía con las dos? pues fue durante unos cuantos años, daba por hecho que era algo sabido por ti.

    América el placer es mío al encontrarte aquí siempre, fielmente.

    Marga lo mejor de todo es que vosotros formáis parte de mi vida desde hace tantos años que estáis en casi todas mis historias.

    Gata Roma te veo disparada, como siempre con inquietud por saber historias.

    Dama afortunadamente ese dilema no se planteó nunca, jajajaja. El verdiblanco siempre fue uno sólo.

    Besos a todos y gracias.

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