La cutrevelá

Lo primero que quiero dejar claro es que no me enorgullece tener que decir cosas que perjudiquen la imagen de mi pueblo pero, por mi forma de ser, no puedo dejar pasar por alto la imagen cada vez peor que están tomando las fiestas en Valverde.

Me apena tener que apodar la Velá de “Santana” de cutre, pero es que es la palabra que mejor la define. No sé por qué tenía el recuerdo de una Velá distinta por completo a la que vi este fin de semana, quizás el recuerdo se transformó positivamente con el tiempo y el año de ausencia a la misma hizo que la imagen de la última Velá que viví la idealizara en parte, porque, desde luego, no era consciente de la dejadez tan grande que acusa esta fiesta, a mi modo de ver.

No voy a entrar en señalar a nadie con el dedo, no es el objeto que persigo con mi entrada. Lo que pretendo es alzar la voz ante el incesante cutrerío que nos está invadiendo. Cualquier cosa que implique juerga vale. Al margen queda la estética, la armonía con el entorno y con el significado que conlleve el festejo; con hartarse de beber y tener una excusa para ponerse hasta arriba de lo que haga falta basta.

La palabra Velá me transmite la idea de un festejo de barrio, de alegría, de vecindad, de jaleo, de atracciones para pequeños y mayores, de actuaciones…, y no a putaco con 10 bafles soltando “chundachunda” – no encuentro una palabra capaz de definir semejante música- todo el día, cuatro hileras de bombillas pelás y otras cuatro con farolillos, en un lugar aislado del barrio entorno al cual debería celebrarse la fiesta, y con un par de cacharritos al lado, organizados de mala forma, para poder tener la excusa y decir que se ha pensado en todos a la hora de organizarla.

Me hubiera gustado acompañar la entrada con alguna foto que atestigüe lo que digo, pero la idea de dedicarle un post a esta fiesta ha sido sobrevenida y no tengo ese documento.

Sólo deseo, por el bien de Valverde, que se tome nota, que no se piense que aquí pasamos de todo, que se sepa que mi opinión es generalizada, porque esta misma mañana y ayer tuve ocasión de cruzar impresiones con unos cuantos y la unanimidad era aplastante, que nos gusta que las tradiciones se conserven y se recuperen (me consta que muchos luchan por ello y ponen su empeño), pero no de cualquier forma. No todo vale. Valverde ya no es ni sombra de lo que fue, pero es tarea de todos que no se vaya de las manos y que se reivindique.